martes, 8 de septiembre de 2009

¿Y por qué mujeres?

Desde el detalle de ponerse un hebillita hasta comprender toda una estructura familiar, ser mujer es ver al mundo de una manera diferente.
Las mujeres que ven en esta exposición son viscerales. Y las expongo todas juntas, como me gusta verlas. Y todas juntas forman una también. Ser una sola no me suena femenino, de ser así estaríamos limitadas a responder y ser de una misma manera siempre. Una mujer que siempre es la misma anda por la vida con el abanico cerrado. Una diferente cada día no es una invitación a la esquizofrenia, sino a abrir el abanico cuando sea necesario recibir nuevos vientos.

El decidir hacer esta muestra vino por una necesidad de poner un límite a una etapa, sin embargo sigue quedando lugar para una más…
Aunque el trabajo en el taller sea solitario, me gusta compartirlo con el grupo de mujeres que hace tiempo me acompañan en esta ruta del arte, me nutren, me regalan algún condimento, me enseñan un truco de magia.
Me siento a gusto trabajando con mujeres, disfruto al ver el caudal de ideas que generamos juntas, cómo la palabra de una genera una frase en la otra y la risa: ¡cómo nos reímos!

Vivo el arte como un trabajo en relación con otras personas y descubro en esta muestra dos tiempos marcados en su elaboración.
El primero fue la producción individual en mi taller y el segundo la puesta en escena de las mujeres con mujeres. A ellas las siento en íntima relación con mi obra. A cada una la veo como intérprete de este tema, cada una especialista en su instrumento .Ellas abren el abanico .
De ahí que esta segunda etapa tiene nombre propio: “Las mil de una en sinfonía”.

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